Nos
recibió una chica que se llamaba Eli. Nos invitó a pasar a la sala de prensa,
donde había una mesa con micrófonos y un atril desde el que dar discursos.
Antiguamente esta sala tenía otros usos, pero desde los años setenta, cuando
reformaron el palacio, pasó a ser un espacio para dar charlas y congresos.
Nos
explicó que el palacio fue construido entre 1.908 y 1.913, como regalo de los
habitantes de la ciudad de Santander al rey Alfonso XIII y a su esposa Victoria
Eugenia, para que veranearan y aumentara el turismo. Al rey le gustaba Santander
porque podía practicar algunas de sus aficiones favoritas, como la vela, la
pesca y la caza. La reina, de origen inglés, fue una mujer muy moderna a la que
le gustaba hacer deporte, pintarse y fumar, por lo que la familia real española
no la aceptaba.
A
continuación entramos en una sala de estar donde había un busto de Alfonso XIII
en el centro de una gran estantería. Enfrente estaba el cuadro de “los
fantasmas”, conocido con ese nombre porque hay varias sombras. En aquella época
las cámaras tardaban en sacar la foto y tenían que estar muy quietos para que la
imagen no saliera movida.
Más
tarde nos llevaron a otra sala, el antiguo comedor, que en la actualidad se
utiliza para reuniones. En el centro había una mesa de 11 metros de largo, con
micrófonos y enchufes para poder utilizar ordenadores. Además estaba decorada
con varios cuadros de los reyes y chimeneas falsas. Por último, puesto que se
utiliza por personas de muchos países, había dos espejos que en realidad eran
las ventanas de una pequeña sala, desde la que los intérpretes podían traducir
lo que se decían en las reuniones.
Visitamos
otras estancias como el antiguo hall de entrada, donde había un gran retrato de
los hijos e hijas de Alfonso XIII y Victoria Eugenia. La lámpara del techo, de
250 kilos, se cayó durante los años setenta, destrozando el suelo original. Descubrimos
lo que era un bargueño, muebles con varios cajones en los que había tres
compartimentos secretos para esconder joyas y objetos valiosos; también una
arquimesa, otro mueble con doce cajones dobles.
La
salida nos gustó mucho y os la recomendamos, ya que ofrecen una visita guiada
muy chula. Tened cuidado, no sea que os encontréis algún fantasma…
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